¡Bienvenido a otro lunes de Picando Piedra!
El newsletter semanal donde te cuento (sin filtros) lo que voy aprendiendo (y desaprendiendo) como CEO de Leadsales: errores, aciertos, ideas que funcionan y lecciones que duelen…
Hoy quiero cerrar el mes con una reflexión que compartí la semana pasada en mi perfil de LinkedIn:
“Ser founder de una startup no es tan difícil”. 🥱
Solo tienes que:
→ Encontrar una buena idea y validarla con casi cero presupuesto.
→ Construir un MVP que no se rompa cada semana.
→ Convencer a algunos valientes de que lo usen.
→ Y descubrir si alguien pagaría por ello.
Ah, y también:
→ Saber programar (o al menos entender cómo funciona).
→ Diseñar, vender, analizar datos, resolver bugs.
→ Atender a clientes a las 2 a.m. cuando todo se cae.
→ Dominar WhatsApp como un pro (aquí te dejo un recurso para lograrlo).
Y si eso no era suficiente…
→ Despedir a tus primeros empleados.
→ Conseguir usuarios (y luego retenerlos).
→ Buscar el tan soñado product-market fit.
→ Convertir eso en un negocio sostenible.
→ Levantar inversión.
→ Correr rápido, pero no tanto como para quedarte sin dinero.
→ Ni tan lento como para no lanzar nada.
→ Mantenerte seguro sin volverte loco.
→ Ser austero sin parecer amateur.
→ Optimista sin caer en la ingenuidad.
¿Mi punto?
Dejando el sarcasmo de lado, emprender es un juego de niveles.
Y cada nivel exige una nueva mentalidad.
Porque la que te hizo arrancar no es la misma que te llevará a escalar.
Por eso, quiero recomendarte un libro que compartí con todo nuestro equipo en la última reunión mensual.
Un libro que me enseñó que crecer no se trata de tener más ideas geniales… sino de cometer menos errores estúpidos.
Porque la clave no siempre es avanzar más rápido, sino construir con cabeza y hacerlo para durar.
Te lo dejo aquí abajo.
¿Qué libro te ha dejado una lección que sigues aplicando como founder?
Déjamelo en los comentarios.
Nos vemos la próxima semana.
Y, como siempre, a seguir picando piedra. ⛏️